El interés por la participación del que es el destinatario final de la oferta cultural –esto es el público: personas y comunidades– es una motivación cada vez mayor para muchos países que lo toman como motor motivador para establecer planes que vertebren una acción global para el desarrollo y la formación de sus públicos.
Este es el caso concreto del Ministerio de Culturas, las Artes y el Patrimonio del Gobierno de Chile, que se propone con este plan «impulsar iniciativas de desarrollo; capacitando a agentes y organizaciones; y además, promoviendo estrategias que profundicen el involucramiento, la cocreación y coprogramación con las personas y comunidades», dice la ministra Consuelo Valdés, cuyo desafío es formar una mirada común en relación al desarrollo de públicos que haga hincapié en la forma en que las personas se involucran con el ecosistema cultural. Una iniciativa muy necesaria que deberían tomar como propia los gobiernos de otros países.