Los museos siguen recuperándose del zarpazo que supuso la pandemia respecto al número de asistentes, ya que la cifra de visitas también supone una pérdida en sus ingresos.
Una de las fuentes de estas instituciones para la obtención de beneficios es la opción de las visitas privadas. Estas no solo están reservadas para figuras públicas.
En España el primer museo que inició este tipo de visitas fue el Museo Thyssen en 1994.
Podemos dejar constancia que no es accesible para todos los bolsillos. Por lo tanto, generalmente, es habitual que sean acciones reservadas para eventos de empresas.